Valvina Vilcanqui: «El que tiene un pozo sólo lo tiene para sí mismo y ya no comparte…»

Redacción:  IDECA Perú

Seguimos en nuestro camino de escuchar la voz de los pobladores aymaras sobre la situación del agua en las comunidades del distrito de Huacullani, provincia de Chucuito (Puno). En ello, se percibe que, pese a la buena intención del Estado, los programas sobre gestión de recursos hídricos tienen impactos significados en la vivencia particular de las comunidades campesinas de la región Andina.

Compartimos el testimonio de Valvina Vilcanqui Ayna, expresidenta y comunera de la parcialidad de Ancohaque del distrito de Huacullani, quien narra, cómo con la intervención del programa PROCOES para acceso al agua, paulatinamente viene cambiando la vivencia de los pobladores hasta surgir conflictos. Valvina también cuenta sobre la presencia e influencia de nuevas religiones en las comunidades.

¿Qué es el agua para ti?

El agua es vida, porque con eso vivimos: es bueno para la gente, para los ganados, para los pequeños pájaros. Es por eso que decimos que el agua es vida.

¿De quién es el agua?

Dicen que es del Estado, pero yo no estoy muy enterada, no creo que sea del Estado.

En tu parcialidad, anteriormente, ¿quién manejaba el agua?

El agua solo corría, pero ahora cada uno ve la parte de su terreno y se atajan. Solo se llevan para ellos, ya no hay un compartir. El programa PROCOES vino e hizo trabajar pozos y causó enemistad entre nosotros, hasta llegamos a discutir.

¿Y por qué discutieron?

Porque el programa PROCOES hizo trabajar a algunos más y a otros no. Entonces, es por el lado económico que discutimos y nos vemos como enemigos. Y después se empezaron a atajar diciendo que esta es mi agua.

¿Cómo ingresó el programa PROCOES a la parcialidad, les preguntó si podían trabajar?

Si nos preguntó y nos dijo que el agua potable es para tener agua limpia. Nos dijo que esa agua no será para los ganados, porque para ellos habrá en otro lugar.

¿El programa cumplió lo que les propuso?

Ellos hicieron lo que dijeron, pero la gente empezó a discutir como enemigos: solo hay discusiones. Antes vivíamos bien; el agua bajaba y todos podíamos tener acceso, pero ahora no es así. El que tiene un pozo sólo lo tiene para sí mismo y ya no comparte, incluso hace falta para nuestros ganados.

Sobre esto, ¿qué les dijeron los del programa PROCOES?

Los ingenieros de PROCOES nos dijeron que el agua iba a ser para todos, pero ahora es peor, todos se atajan.

¿Por qué crees que hay conflicto entre comuneros?

Porque ahora dicen que el agua es del Estado y que no se puede compartir, de ahí parten las discusiones y se arman conflictos.

¿Y usted que dice al respecto?

Yo les estoy diciendo que eso no es bueno, pero no entienden, solo lo empeora, incluso a mí me miran mal.

Antes el agua era para vivir y compartir, ¿piensas qué ahora el agua tiene precio?

Sí, el agua tiene precio. Ahora recogen cuotas, y si no damos dicen que no nos darán agua; es por eso que acotamos a 100 soles (varia) para pagar a los dueños de los pozos; el presidente de la JASS (Juntas Administradoras de Servicio y Saneamiento) nos dijo que saquemos una cuota de esa cantidad de dinero a cada beneficiario.

¿Saben si el dinero llega al dueño del pozo?

A nosotros no nos informan, no sabemos si pagan o no. La gente ahora ya no quiere reunirse porque al parecer están muy molestos entre ellos, empiezan a discutir y no me entienden.

¿Qué diría usted como expresidenta y miembro de esta parcialidad?

Yo digo que todo esto que está pasando no está bien, quisiera arreglar todo, pero no se puede, porque la gente ya es mayor de edad y no entiende.

A diferencia de antes, ¿cómo está la situación de la lluvia en tu parcialidad?

Ahora todo está cambiando, en esta época los terrenos solían ser muy verdes, la lluvia se retrasa y otras veces se adelanta, no es igual, no llega a su tiempo.

¿Se podría hacer los rituales que se hacían antiguamente?

Sí se podría hacer, pero en este tiempo los jóvenes se van a las iglesias a tener diferentes religiones y sólo los católicos hacen esos rituales. Nosotros hacíamos rituales para la lluvia en una gran montaña. Ahora existen muchas religiones que no respetan nuestras costumbres, nos dicen que esos rituales le hacemos al diablo.

¿Siguen haciendo rituales entre católicos?

Sí. Antes cuando entraba un nuevo teniente ahí mismo hacíamos rituales y la lluvia solía caer; por eso nosotros esperábamos un nuevo teniente para que empiece a llover. Toda la Asamblea íbamos al cerro llevando una mesa y pedíamos para que no llegue el granizo, para que no haya las heladas y para que llueva; todo eso ya no lo hacemos. Ahora llueve y después cae la helada y ya no hay producción; la mayoría está en otra religión y ya no entienden ni hacen ningún ritual.

¿En qué momento hacían esos rituales las autoridades?

Eso pasaba cuando ellos entraban y la siguiente semana subíamos al cerro, se salía a ayunar tres jueves seguidos y después de eso llovía. Ahora las nuevas autoridades ya no se recuerdan de eso, hay trabajos y todos están con la mira de ganar dinero.