En todo caso, si se tiene la buena intención de crear una subgerencia de Rondas Campesinas, habría que preguntarse qué implicancias económicas y sociales tendrá su apertura como entidad regional. Fuera de una buena dotación económica para su implementación y operatividad, en una región con escasos recursos, esto podría provocar la fragmentación de autoridades comunales y un conflicto de intereses entre estos sectores. Por ejemplo, está la pregunta: ¿también se debe crear una subgerencia de tenientes gobernadores, otra de presidentes de comunidades campesinas y demás autoridades comunales? La intención es buena, pero es necesario un amplio y consensuado debate para no tomar decisiones aligeradas, y menos con fines solamente populistas. A ello, como alternativa a esta propuesta, sería interesante plantear y discutir la creación de una Gerencia de Culturas y Pueblos Originarios.
Es de amplio conocimiento que la región de Puno es culturalmente diversa: quechuas, aimaras y uros configuran su población; quienes tienen un sistema de organización política y social muy particular y complejo en cada contexto. Los Censos 2017 muestran como resultado que el 91% de la población se autoidentifica como descendiente de un pueblo originario, y el 69% tiene un idioma nativo como lengua materna. Por ello, sería fundamental pensar en la creación de una Gerencia de Culturas y Pueblos Originarios; entidad que podría tener una unidad de patrimonio cultural y otra de gestión intercultural. Desde la primera se podrían impulsar políticas públicas para la salvaguarda del patrimonio arqueológico, las danzas, la artesanía, la industria cultural etc., y la segunda serviría para impulsar políticas públicas sobre justicia intercultural –involucrando demandas de las Rodas Campesinas, Tenientes Gobernadores, Presidentes de Comunidades Campesinas, entre otros–, derechos lingüísticos, discriminación y racismo, etc.
Y si bien es cierto que esta propuesta tendría la misma composición del Ministerio de Cultura, su creación sería importante como entidad regional, pues es sabido que el sector cultural y los pueblos originarios son los menos atendidos en el Perú, basta con ver sus presupuestos. Una Gerencia de Culturas y Pueblos Originarios podría, por ejemplo, impulsar políticas públicas en articulación con el Ministerio de Cultura, DIRCETUR, DREP, etc. Además, esta instancia podría aterrizar políticas públicas puntuales que desde el Estado hace buen tiempo se viene impulsado –y a los cuales los gobiernos regionales y locales poca atención han prestado– como la transversalización del enfoque intercultural.
Seguro habrá más propuestas, pero la idea es debatir y consensuar. Si pensamos crear gerencias y subgerencias, lo primero a tomar en cuenta es que no sea únicamente para un sector, sino que pueda articular y aglutinar varios sectores con los mismos intereses y demandas. Y lo que Puno necesita, desde hace años, es una instancia regional que impulse políticas, programas y proyectos culturales e interculturales en el marco de la autonomía de los pueblos originarios.
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