En este pequeño trabajo se presentan las ideas que son enmarcadas en dos grandes grupos: La primera desde una perspectiva más global y étnica, y la segunda desde la realidad peruana/puneña; ambos enmarcados en el aspecto de género.
Dos grandes postulados: Choque e interculturalidad
El politólogo estadounidense Samuel Huntington(1) expuso que las diferencias que se tenían en todo el mundo, explicando que será en dos grandes grupos, traerá consigo el “choque de las civilizaciones”, viendo como posibilidad que los pueblos no podrán relacionarse de manera pacífica. Idea basada, también, en los “imaginarios nacionalismos” de Benedict Anderson(2).
Si nos ceñimos a este constructo, se podría aseverar que el ser humano es un ser que, por sus diferencias, ha de estar en conflicto constante, ya sea por su necesidad de poder –siguiendo la idea de Foucault–, el planteo de la ideología –surgida por la cultura- como camino al etnocentrismo (estereotipación) como señala Simón Pedro Arnold(3), o de forma “natural por el contexto geográfico-alimenticio”, según la hipótesis de Ralph Bolton(4); así como la posibilidad de “superioridad” masculina. Todos estos puntos aseverados nos infieren a preguntarnos si realmente es posible la armonización entre las culturas, la búsqueda en aceptar que nuestras culturas no son perfectas y que todas han de estar en posición horizontal: Interculturalidad.
El rechazo al arquetipo homogenizador nos brinda la oportunidad de entender lo diferente, lo distinto; no como imperfecto, sino como igualdad, entendiendo que los “purismos” no han de ser necesarios.
Perú, país de todas las sangres y, también, de géneros
José María Arguedas (1911-1969) exponía que el Perú es un país de todas las sangres, pregonando, desde su propio ser, que era “un diablo que habla en quechua y español”(5), para así visibilizar que el Perú no sólo era la constitución de q’aras(6) e indios. Trabajos como los de Matos Mar (Desborde Popular), Francois Bourricaud (Cambios en Puno) o de Aníbal Quijano (Lo cholo y el conflicto cultural en el Perú), muestran los procesos que ha pasado en nuestra realidad, visibilizándose la “necesidad” de desligarse de sus ancestros.
El proceso antes mencionado, nos entrevé que seguimos sin ser “puros”(7), es decir, que necesitamos trabajar para que la interculturalidad sea una herramienta fundamental con la que se construya la sociedad.
Para el caso de género, y a pesar de su negación, los andinos también son más que sólo varones o mujeres: Ya Harry Tschopik(8) aseveraba que, dentro del grupo cultural aymara, existían los homosexuales; siendo, en la actualidad, un grupo constituido (en el lado boliviano) que intenta sobrevellar este peso más.
A modo de conclusión
El choque de las diferencias es inevitable y, siendo así, es necesario poder encontrar la manera en que “ambas posiciones diferentes” puedan no verse afectadas y, más bien, sea el camino para entender nuestras fortalezas y debilidades.
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(1) Huntigton, S. (2003). El choque de las civilizaciones. Barcelona: Paidós.
(2) Anderson, B. (2013). Comunidades imaginarias. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México: Fondo de Cultura Económica.
(3) Arnold, S. P. (2009). Interculturalidad: oportunidad para un nuevo discurso ético. En: Rivera Vela, E. La interculturalidad como principio ético para el desarrollo de nuestros pueblos (pp. 61-76). Arequipa: ANGELOGRAF.
(4) Bolton, R. (2011). No somos iguales. Agresión, autoridad y conflicto en el Altiplano Peruano. Lima: Editorial Horizonte.
(5) Arguedas, J. M. (1971). El zorro de arriba y el zorro de abajo. Buenos Aires: Editorial Losada.
(6) Q’aras: Refiérese al individuo de tez clara que oprimía al indígena.
(7) Para Simón Pedro Arnold la huachafería es un síntoma de la hibridez cultural. Para Salazar Bondy, la hucachfería no es más que el “complejo” de separarse de su identidad étnica.
(8) Tschopik, H. (1969). Magia en Chucuito. México: Instituto Indigenista Interamericano.
* Imagen: Pintura fotográfica – Ford Smith – Driftwood Couple Painting (www.es.pinterest.com).
**Boris Blanco Gallegos, participante del Diplomado de Postgrado en Género Descolonización e Interculturalidad desde las Culturas Andinas (2016), coorganizado por el Instituto de Estudios de las Culturas Andinas (IDECA), y la Escuela de Postgrado de la Universidad Católica de Santa María de Arequipa (UCSM). El presente texto ha sido un trabajo presentado al docente del Curso: Diversidad Culturas, Multiculturalidad e Interculturalidad, Simón Pedro Arnold. Actualmente es responsable de la Biblioteca IDECA.