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Fortalecimiento de Saberes

Efectos secundarios de la pandemia (parte I): Artesanas perjudicadas

ideca | Fortalecimiento de Saberes PCAG - 31 mayo, 2020
Efectos secundarios de la pandemia (parte I): Artesanas perjudicadas

«Las artesanas son, seguramente, uno de los grupos más afectados por la crisis actual…» (Foto: miviaje.com)
NICOLE MARON/IDECA PERÚ

Todo el mundo ve el coronavirus como amenaza grande para la humanidad. Pero los llamados «daños colaterales», resultado de las medidas para enfrentar a la Covid-19, pueden ser mucho más graves que la enfermedad en sí. En la primera parte de este análisis, vamos a enfocarnos en el sector de la artesanía.

En el Perú, llevamos 11 semanas en Estado de Emergencia y toque de queda, desinfectantes y mascarillas, y una presencia fuerte de la policía y del ejército en las calles, ¿pero a dónde nos ha llevado? A más de 150.000 casos confirmados de Covid-19 con un aumento rápido y constante a partir de la tercera semana de la cuarentena. Algunos dicen que esto se debe a la irresponsabilidad de la ciudadanía que no cumple con las reglas, otros empiezan a cuestionar si las medidas, que fueron tomadas en casi todos los países del mundo para frenar la propagación del coronavirus, realmente son adecuadas y efectivas, y si son factibles en un país como el Perú.

Pero lo que se evidencia más y más es que los llamados «daños colaterales» son mucho más graves que el peligro que presenta el virus en sí: La situación económica de buena parte de la población peruana es preocupante después de dos meses y medio sin ingresos o con recursos muy disminuidos. A las personas que sostienen sus familias con la venta de productos que no sean alimentarios, se ha imposibilitado por completo la generación de ingresos. Uno de los sectores más afectados es el sector artesanal. Según la asociación peruana Pueblos Artesanos, la cual incluye pueblos artesanos amazónicos, andinos y urbanas de la costa, la situación actual amenaza seriamente la supervivencia de miles de familias que se dedican a la artesanía; por un lado, por no poder ofrecer sus productos en mercados locales, y por otro, por la paralización del turismo, siendo los turistas el grupo de clientes más importante. Según el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) existen más de 80.000 artesanos y artesanas inscritos en el Registro Nacional del Artesanos (RNA), de las cuales un 74 por ciento son mujeres. En total, se estima que hay cerca de 200.000 artesanos y artesanas a nivel nacional, encontrándose en su mayoría en situaciones de pobreza y viviendo del día a día. Durante el 2019, un 11 por ciento de la oferta artesanal se registró en Puno y un 17 por ciento en Cusco; siendo las dos regiones las que concentran el mayor número. Estos datos, muestran la importancia de la actividad artesanal como principal fuente de ingresos económicos para muchas familias vulnerables, particularmente mujeres.

«No vamos a poder vender nada por mucho tiempo»

En estos tiempos, él que quiere sobrevivir tiene que ser creativo. Ylda Alejandrina Ochoa Páez, presidenta de la Organización de Mujeres Aymaras Bartolina Sisa (OMABASI) del distrito de Desaguadero, Puno, tiene una sastrería y vendía ropa hasta el día cuando le cerraron su tienda en el marco de la cuarentena. «Al inicio sufrí mucho. Me había quedado con 10 soles nomás. Justamente había pagado el alquiler de la tienda, al banco y a mis trabajadoras, confiada que voy a poder vender. Pero me cerraron la puerta.» Ylda estaba desesperada, y cuando una amiga le planteó la idea de producir y vender mascarillas, fue una revelación. En las últimas semanas ha visto que con eso no sólo puede sostenerse ella misma, sino también a sus trabajadoras. «Gracias a Dios tengo mucha suerte, porque cuento con la maquinaria, las telas y las capacidades necesarias para aprovechar de esta oportunidad, pero no todos están en las mismas condiciones.» Consciente de la situación delicada de otras personas, Ylda también está apoyando a otros. «Cuando veo a gente humilde o anciana, por ejemplo en las filas largas de los bancos, les regalo mascarillas.» Ylda es una de las personas afectadas que encontraron una solución para sobrevivir en la crisis, pero la mayoría no tiene esta posibilidad.

Deomila Candia Mamani, presidenta de la OMABASI de Juli, también se dedica a la artesanía, y es parte de la Asociación de Artesanas Bartolina de Olla, quienes están sufriendo por la cuarentena: «No podemos vender nada, y parece que va a ser así por mucho tiempo más. Hemos escuchado que no van a llegar turistas hasta fin de año, y no sabemos qué hacer. Tampoco hemos recibido ningún bono.» Hace algunas semanas, las mujeres de OMABASI de Juli se han reunido para conversar sobre medidas a tomar para salir de esta situación poca prometedora y para exigir acciones a las autoridades, pero la reunión fue impedida y suspendida por una patrulla del ejército que les ordenó que se vayan a sus casas.

Las artesanas son, seguramente, uno de los grupos más afectados por la crisis actual, y como el turismo va a estar bloqueado por completo a mediano plazo, habría que buscar una solución alternativa lo más pronto posible.

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*Nicole Maron es una periodista y escritora suiza con enfoque en temáticas medio-ambientales y sociopolíticos como migración, (in)justicia global, descolonización y derechos humanos. Forma parte del Instituto de Estudios de las Culturas Andinas.
**La organización OMABASI trabaja en los siete distritos de la provincia Chucuito, Puno, con la finalidad de fortalecer a las mujeres en diferentes temáticas como la participación política y los derechos ciudadanos, la lucha contra la violencia familiar y el mejoramiento de la situación económica. IDECA realiza proyectos específicos con OMABASI, por ejemplo capacitaciones y acompañamiento en procesos para incidencia política a nivel municipal.
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