«La situación está grave.» Es algo que he escuchado muchas veces en los últimos días – de parte de los medios, de los políticos, y de amigos y amigas en todo el mundo.
Si, la situación está grave. Pero no debido al hecho de que hay muertos. Sino debido al hecho de que – por primera vez desde hace mucho, mucho tiempo – hay muertos en el llamado «Primer Mundo».
La población del Norte Global se encuentra en estado de shock. La gente en la parte «moderna», «avanzada» y «civilizada» del mundo se ha acostumbrado a tener una vida cómoda y protegida – y ahora, de pronto, ven destrozada brutalmente a esa sensación de seguridad.
Si los medios de comunicación en Europa también reportaran sobre la actual epidemia del dengue en Asia y América Latina, seguramente expresarían su pena, pero no llamaría la atención de nadie, ya que se sabe que el sistema de salud en los países en desarrollo es malo, y que muchas personas no tienen acceso a un tratamiento adecuado, pues obviamente, «es el Tercer Mundo».
Pero el hecho de que algo así puede pasar en Suiza, en Alemania, en Italia… Eso sí es un shock. Eso sí deja a la genta consternada y asustada. Que nuestra ciencia, nuestra tecnología, nuestro progreso, que nuestra plata no puedan salvarnos. Que nosotros – modelo para todo el mundo, que venimos enseñando a los demás por décadas – no logremos solucionar el problema! Que el peligro esté sentado en nuestros parques, en nuestros trenes, en nuestros colegios… Eso sí es grave, eso sí es intolerable. Que no podamos eliminar este virus de la noche a la mañana, ni deportarlo o pararlo construyendo muros en las fronteras.
Hemos crecido profundamente convencidos que con la ciencia y con la tecnología podemos controlar la naturaleza y mantenerla alejada de nuestra vida, si nos está amenazando. Y ahora nos damos cuenta lo frágil que es el progreso. Eso, obviamente, causa pánico.
Y hay algo más, casi igualmente grave: También por primera vez desde hace mucho, mucho tiempo, la población del «Primer Mundo» se entera que significa no poder hacer todo y no poder comprar todo que quiere inmediatamente. Hay productos que ya no están disponibles, y justamente son productos que la gente cree necesarios para su sobrevivencia (mascarillas, desinfectantes, papel higiénico). La libertad personal y los derechos básicos han sido limitados. Se puede correr peligro de enfermarse y no tener acceso a un tratamiento rápido, gratuito y adecuado – sobre todo, si uno se enferma de algo diferente a «el virus» o tiene un accidente, porque todo lo que no tiene que ver con «la pandemia», es secundario en este momento.
El Norte Global está en estado de shock, porque sus estrategias (que ha exportado como receta mágica a nivel mundial) están fracasando. Resulta que sus valores son ineptos para construir un sistema estable. Se evidencia que sus decisiones políticas y económicas, en las que se ha confiado tanto, terminan en un callejón sin salida. Pero admitir esto, requeriría un proceso de reflexión tan profundo y tan doloroso, para el que no hay ni la calma, ni el valor por ahora.
Pero no solo la fragilidad del sistema global sale a la luz, sino también la fragilidad de la gente que se sintió tan cómoda y protegida en este sistema. Ahora surgen preguntas que el Norte Global nunca se ha hecho: ¿Qué es lo que realmente se necesita para «vivir bien»? ¿Es verdad que el camino hacia la felicidad consiste en dinero, propiedades y estatus? ¿Una vida llena de actividades de verdad equivale a una vida plena? ¿Podemos calmar nuestro deseo de seguridad firmando contratos con empresas de seguro, o puede ser que hay formas de estabilidad interna que son mucho más difíciles de lograr? Qué revela el hecho de que la mayoría de las personas europeas no aguanta quedarse en casa solo o con su familia por dos semanas, aunque tengan acceso al internet, a medios de comunicación, al celular y a suficiente comida, y cuentan con un sueldo fijo? El gobierno Suizo tiene miedo de declarar toques de queda porque es probable que mucha gente se vuelva loca, depresiva o incluso cometa suicidio al estar «encerrada».
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La gripe común mata a cientos de miles de personas cada año – la manera de contagio y los grupos en riesgo son parecidos al caso del Coronavirus. Pero la gente no hace compras de pánico en la temporada de gripe, no se pelea por el último paquete de papel higiénico. Ningún estado declara emergencia, obligando a la población de quedarse en casa, cerrando restaurantes, iglesias, colegios y peluquerías.
Yo me pregunto: ¿Qué está pasando en la mente de las personas que les causa tanto miedo?
Aparte del estado de shock que he diagnosticado al inicio, veo dos grandes promotores del pánico: los medios y la política. Si, es verdad que los medios en su gran mayoría no están dibujando escenarios de películas de horror, sino que «solamente están informando». Pero la omnipresencia de «el virus» en las noticias da la impresión de que se trata de algo tan peligroso, tan grave, que ya no hay nada más que tenga importancia. Si, se está informando, pero tan minuciosamente y con tanta frecuencia, que hay que deducir que estar informado sin pausa y de manera exageradamente detallada es crucial para la sobrevivencia de la especie humana. Y eso, tarde o temprano, enciende el botón de alarma en cada cabeza.
Y cuando, para rematar, el gobierno de cada país está tratando de tomar medidas aún más drásticas, más extremas que el gobierno del país vecino (porque si no lo hace, se lo puede culpar después), ya no queda duda: La situación está grave – muy grave. De hecho, está más grave que nunca. Estamos entrando a una guerra.
Si, ya sé: Los gobiernos están en la situación incómoda de verse obligados de tomar decisiones rápidamente, aún si corren el riesgo de que sean inadecuadas. Actualmente, no se cuenta con suficiente información o experiencia para hacer una evaluación fiable. Seamos honestos: ¿Realmente hay alguien que sabe con certeza, qué análisis y qué cifras son ciertas? ¿Qué escenario es realista? ¿Qué medida es la más adecuada? Por supuesto que no. Entonces se decide a base de ciertos criterios, y en general de forma bastante radical. Hay más y más expertos que sugieren que no se puede parar el virus con toques de queda, sino que esto solo va a retrasar el proceso del contagio. Es decir, la crisis va a tardar más tiempo, con todos sus efectos secundarios, pero por otro lado va a haber la oportunidad de tratar más enfermos en total, porque no todos se contagiarán al mismo tiempo.
Si, estoy de acuerdo: ¡Quedémonos en casa! Porque los toques de queda tienen un precio enorme – y no me refiero solo al precio económico –, y sería de gran importancia para muchas personas, que se puedan suspender lo más pronto posible. Y esto solo funciona si todos participamos. Recién después se va a comprobar si las medidas actuales realmente tuvieron éxito… Pero quizás, quizás todo eso resultará en algún cambio en nuestras mentes. Porque ahí se decide sobre las consecuencias que tiene un caso como el Coronavirus…
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